Johan Cruyff
(Amsterdam, 1947) Jugador y entrenador de fútbol holandés. Hijo de una familia de modesta situación económica, a los diez años ingresó en el Ajax de Amsterdam, club en el cual permanecería hasta 1973 y con el que obtendría seis títulos de Liga y tres copas de Europa. Entre 1973 y 1978 jugó en el F. C. Barcelona, con el cual consiguió el Campeonato de Liga de 1974. Durante dichos años fue nombrado mejor futbolista europeo en tres ocasiones (1971, 1973 y 1974) y en 1974 fue designado mejor jugador del Mundial disputado aquel año. Tras su paso por el F. C. Barcelona recaló brevemente en la liga estadounidense y luego en el Levante español, para incorporarse de nuevo al Ajax como jugador, poco antes de retirarse de la práctica deportiva. Su posterior faceta de entrenador, que inició en el Ajax, estaría tan plagada de éxitos como la de jugador. Destacó sobre todo por su talante ofensivo y logró sus mayores victorias con el F. C. Barcelona, club al que entrenó entre 1988 y 1996. Durante dichos años logró cuatro ligas consecutivas (1991, 1992, 1993 y 1994) y una copa de Europa (1992). En 1998 creó la Universidad Johan Cruyff, que imparte estudios para la administración y gestión de entidades deportivas. En 1999 fue homenajeado en Barcelona y Amsterdam y fue nombrado asesor de la UEFA.

Johan Cruyff
Johan Cruyff debutó en el fútbol de primera división con el Ajax el 15 de noviembre de 1964, a los 17 años. Por entonces era un joven delgado y larguirucho, de mucha elegancia y técnica individual, tan listo en el terreno de juego como fuera de él. Sus cambios de ritmo con el balón pegado a la bota lo hacían inalcanzable para sus marcadores. Dos años después, el Ajax ganó la Liga holandesa, circunstancia que se repetiría en siete ocasiones más. Recibió el Balón de Oro al mejor jugador europeo en los años 1971, 1973 y 1974.
La brillantez de su juego y el extraordinario palmarés que ostentaba pese a su juventud despertó el interés de muchos clubes; fue finalmente el F. C. Barcelona el que lo fichó en 1973 por cien millones de pesetas, una cantidad desorbitada en la época. Cruyff llegaba avalado por su trayectoria en el Ajax, con el que había ganado tres Copas de Europa consecutivas con un juego que sorprendía al mundo futbolístico. El 28 de octubre de 1973 debutó con el F. C. Barcelona en la Liga española de fútbol, en un partido contra el Granada. El Barcelona, que había empezado la competición con un juego mediocre, inició ese día una remontada que le llevaría al título; en su camino hacia la Liga destaca una histórica victoria sobre el Real Madrid por 0-5 en el Bernabéu. En las cinco temporadas que jugó con el Barça obtuvo también una Copa de España, y se convirtió en el ídolo de la afición culé.
Su aportación a la selección de su país fue decisiva y marcó una época. En 1974, con Cruyff como líder, la selección holandesa (apodada la naranja mecánicapor su contundencia y el color de la camiseta) se convirtió en subcampeona del mundo con un juego asombroso. La base de la selección holandesa eran los jugadores y el sistema del Ajax, el famoso fútbol total que el técnico rumano Stefan Kovacs había impuesto al principio de los setenta en el club de Amsterdam. Con una mejor preparación física, presión en todo el campo, intercambio constante de posiciones y un fútbol rápido y ofensivo, la selección naranja arrolló a sus competidores en el Mundial de Alemania.
El sistema fue posible gracias a un plantel de grandes jugadores dirigidos por Rinus Michels, entrenador del Barcelona esa misma temporada. Cruyff era el líder de un extraordinario conjunto de talentos como Van Hanegen, Krol, Rijsbergen, Rep y el incombustible Neeskens, fichado también por el Barça nada más acabar el Mundial. El fútbol neerlandés deslumbró a todo el mundo; sólo tenía un defecto: la falta de resolución final ante la portería, que fue, junto con el tradicional espíritu competitivo de los alemanes, lo que impidió derrotar en la final a los anfitriones.

La segunda etapa de Cruyff en el Barcelona la desarrolló como técnico. Fichado por el presidente José Luis Núñez el 4 de mayo de 1988, promovió como entrenador un juego vistoso, basado en la posesión del balón y en el espíritu ofensivo; por la calidad individual y colectiva de sus componentes, así como por su espíritu innovador y sus éxitos deportivos, su equipo sería conocido como el Dream Team y proporcionaría al club una de las etapas más brillantes de la historia. El Barcelona conquistó una Recopa de Europa (1989), una Copa del Rey (1990) y cuatro Ligas consecutivas (1990-1994). En 1992 llegó el título más soñado por los barcelonistas, la Copa de Europa. Igual que en sus tiempos de jugador, Cruyff no dejó en su etapa como técnico que nadie se metiese en su terreno; manejaba incluso la política de fichajes y salarios.
Pese a sus extraordinarios triunfos, la mala gestión del equipo en 1996 movió a la directiva a cesarlo de su cargo. Inmediatamente, Cruyff recurrió la decisión ante los tribunales por considerarla despido improcedente. El enfrentamiento de Cruyff con la directiva azulgrana no se reflejó en la afición, que manifestó siempre su apoyo al ex jugador y ex técnico que tantos títulos había dado a su equipo. De hecho, Cruyff siguió viviendo en Barcelona, consciente de que seguía siendo un mito para los simpatizantes azulgranas. Los partidos de homenaje en el estadio barcelonista en marzo de 1999 registraron una gran asistencia de público. En 2009 recibió el encargo de dirigir la selección de fútbol de la Comunidad Autónoma de Cataluña, y en 2010 fue nombrado Presidente de Honor del Fútbol Club Barcelona.
Aunque como jugador figura entre los grandes del siglo XX, al lado de nombres ilustres como los dePelé, Beckenbauer o Maradona, es al tomar en consideración conjuntamente su trayectoria de futbolista y entrenador cuando Johan Cruyff se revela como uno de los personajes más influyentes de la historia del fútbol; entre el fútbol total de la selección holandesa y el estilo del Dream Team se advierte una solución de continuidad que se prolonga hasta el siglo XXI con el Barça de Pep Guardiola (actual entrenador y gran centrocampista del Dream Team), cuyos éxitos se consideran la herencia de su filosofía y de sus concepciones estratégicas y tácticas del juego.

Johan CRUYFF
El gran maestro holandés
Muy pocos jugadores pueden equipararse a figuras como Pelé, Beckenbauer o Maradona. Aunque nunca ha ganado un título internacional con su selección nacional y sólo ha intervenido en una Copa Mundial de la FIFA, Johan Cruyff es uno de ellos. Fue tal el talento natural que desplegó, que el maestro holandés goza de una indiscutible reputación como uno de los más grandes futbolistas de todos los tiempos.
Leyenda del Ajax
Cruyff se crió a la sombra del estadio y del campo de entrenamiento del Ajax de Amsterdam, donde trabajaba su madre, en el servicio de lavandería y limpieza. Su padre murió de un ataque al corazón cuando Johan tenía 12 años. Desde muy temprana edad, el joven Cruyff puso su mira en un solo objetivo: convertirse en futbolista profesional. Comenzó a entrenarse formalmente cuando tenía siete años y, para horror de su madre, dejó los estudios a los 13 para concentrarse exclusivamente en el deporte.
Cruyff se crió a la sombra del estadio y del campo de entrenamiento del Ajax de Amsterdam, donde trabajaba su madre, en el servicio de lavandería y limpieza. Su padre murió de un ataque al corazón cuando Johan tenía 12 años. Desde muy temprana edad, el joven Cruyff puso su mira en un solo objetivo: convertirse en futbolista profesional. Comenzó a entrenarse formalmente cuando tenía siete años y, para horror de su madre, dejó los estudios a los 13 para concentrarse exclusivamente en el deporte.
El legendario entrenador Rinus Michel le echó el ojo al flaco futbolista que tanto prometía y preparó un programa de ejercicio físico, concebido especialmente para desarrollar su endeble complexión, con el fin de que fuera capaz de soportar los rigores de una carrera profesional. Cruyff irrumpió en el primer equipo del Ajax a los 17 años y, dos años después, en 1966, consiguió el primero de los nueve títulos de la liga holandesa que acabarían pasando por sus manos.
Pronto adquirió fama internacional como futbolista elegante, de pies ligeros y bien dotado técnicamente, que nunca hacía entradas fuertes. Era creador de juego, lanzador y marcador, todo reunido en un mismo cuerpo, con una habilidad para sincronizar un centro que nunca se vio antes ni después.
También se hacía notar fuera del terreno de juego. Demostraba una gran confianza en sí mismo y una gran pasión por defender sus propias convicciones, hasta el punto de que no se mordía la lengua ni para evitar hacerse enemigos. Esta forma de ser no siempre le ha favorecido; por ejemplo, perdió el brazalete de capitán del Ajax en una votación de sus compañeros de equipo en 1973. Además, se han aireado acusaciones de arrogancia a partir de citas entresacadas de las entrevistas que concedía: "No creo que llegue el día en el que se mencione el nombre de Cruyff y la gente no sepa de lo que se está hablando"; o bien: "Antes de cometer un error, no cometo ese error".
La Naranja Mecánica se presenta al mundo
Para ser uno de los jugadores más grandes de todos los tiempos, la carrera internacional de Cruyff fue relativamente corta. Hizo su debut con la selección holandesa en septiembre de 1966, en un partido contra Hungría y, en total, vistió la camiseta del equipo 48 veces antes de retirarse en 1977. Su última hazaña como internacional fue contribuir a la clasificación de Holanda para la Copa Mundial de 1978 en Argentina, aunque ya entonces sólo jugaba los partidos más importantes.
Para ser uno de los jugadores más grandes de todos los tiempos, la carrera internacional de Cruyff fue relativamente corta. Hizo su debut con la selección holandesa en septiembre de 1966, en un partido contra Hungría y, en total, vistió la camiseta del equipo 48 veces antes de retirarse en 1977. Su última hazaña como internacional fue contribuir a la clasificación de Holanda para la Copa Mundial de 1978 en Argentina, aunque ya entonces sólo jugaba los partidos más importantes.
Su mayor logro como internacional llegó en la Copa Mundial de la FIFA Alemania 1974. Holanda entró en el torneo con pocas expectativas, pues había pasado apuros para clasificarse. Además, el equipo daba pocas señales de compenetrarse con las tácticas del seleccionador Rinus Michels, que se había incorporado bastante tarde al banquillo como sustituto de Frantisek Fadrhonc. Para sorpresa de todos, las piezas del rompecabezas encajaron repentinamente y, después de la primera ronda, Holanda fue aclamada de manera unánime por la prensa internacional como favorita para alzarse con el título.

Los holandeses encandilaron al mundo con su fútbol total, un estilo de juego que el propio Cruyff encarnaba. Aunque en la alineación aparecía como delantero centro, merodeaba por todo el campo y surgía allí donde podía hacerle más daño al rival. Los demás jugadores se adaptaban con flexibilidad a su rotación, intercambiando posiciones con frecuencia, de modo que las funciones tácticas del equipo siempre se cumplían, pero no siempre por la misma persona. Se trataba de una concepción revolucionaria que cautivó al mundo entero.
Era la hora de los naranjas y de Cruyff. En la segunda vuelta, el propio maestro materializó sus dos primeros goles en la vapuleada por 4-0 que Holanda infligió a Argentina, posiblemente el mejor partido del torneo. El enfrentamiento con Alemania Oriental fue un asunto más comedido, que los holandeses ganaron por 2-0. En el último de los partidos de la segunda ronda de grupos, Holanda se encontró con Brasil, en lo que prácticamente se consideró como una semifinal. Al final del turbulento choque, Holanda salió vencedora por 2-0. Cruyff marcó el segundo gol holandés de una espectacular volea en el minuto 65. El maestro enganchó un centro de Krol, pilló a contrapié al guardameta Emerson Leao, y su remate entró por el primer palo.
Cruyff volvió a hacer una exhibición de su talento en la final. Desde el saque inicial, los holandeses hicieron circular el balón entre sus filas sin permitir que los alemanes lo tocaran ni una sola vez. De un jugador naranja a otro, el esférico regresó a Cruyff, que se lanzó en carrera, se zafó de Vogts y fue derribado por Hoeness dentro del área. Neeskens transformó la falta en gol desde el punto penal, sin que ningún jugador alemán hubiera tenido ocasión de tocar el balón. Sin embargo, los holandeses no supieron aprovechar su ventaja, y permitieron que los alemanes regresaran al partido. El equipo anfitrión empató a raíz de otro penal y, a dos minutos del descanso, se adelantó por medio de Gerd Muller. En la segunda mitad, los holandeses no pudieron superar la infranqueable barrera de Sepp Maier y dejaron escapar el trofeo. El título de mejor jugador del torneo, adjudicado a Cruyff, fue un pobre consuelo.
Durante el torneo de Alemania, Cruyff anunció que no jugaría en la siguiente Copa Mundial, que se iba a celebrar en Argentina, principalmente porque no quería estar alejado de su familia durante tanto tiempo. Eso y sus desavenencias con la asociación de fútbol de su país acarrearon el prematuro final de su carrera internacional.
Un éxito natural
Sin embargo, en el fútbol de clubes, Cruyff continuó sobresaliendo. Entre 1971 y 1973, ganó tres veces consecutivas la Copa de Europa con el Ajax de Amsterdam. En 1973, se fue a España a jugar en el Barcelona y conquistó el título de liga en su primera temporada con los azulgranas.
Anunció su retirada en 1978, pero volvió a pisar los terrenos de juego en mayo de 1979, concretamente en Estados Unidos, donde pasó un par de temporadas antes de regresar a España para una estancia muy breve en el Levante, un equipo de segunda división. En verano de 1981 regresó al Ajax para poner el broche de oro a su carrera en su propio país y ganó la liga y la Copa de Holanda con el club en el que había debutado como profesional.
En 1983, se marchó al Feyenoord, el acérrimo rival del Ajax, con el que también consiguió el doblete. Con 30 años cumplidos, Cruyff sorprendió a todos desplegando lo que algunos estimaron como el mejor fútbol de su vida, y fue elegido el mejor futbolista de los Países Bajos en 1983 y 1984. El más grande jugador holandés de todos los tiempos colgó definitivamente las botas en 1984.
Su regreso a Barcelona
Aunque Cruyff no contaba con la preparación técnica propia de un entrenador, ocupó el puesto de director técnico del Ajax de Amsterdam al principio de la temporada 1985-86. Cruyff aportó más trofeos a las vitrinas del club (lo llevó al triunfo en la Recopa de Europa de 1987) y, antes de su marcha al año siguiente, había contribuido a la formación de jóvenes promesas como Dennis Bergkamp, Aaron Winter, Brian Roy, y los hermanos Rob y Richard Witschge.
Regresando al mismo camino que había seguido como futbolista, Cruyff pasó del Ajax al Barcelona, donde se instaló como director técnico. Allí se propuso reconstruir el equipo: dejó marchar a una docena de jugadores, el alemán Bernd Schuster entre ellos, y contrató a nuevas estrellas. Al cabo de poco tiempo había configurado uno de los equipos más espectaculares del fútbol de clubes europeo, el conocido como Dream Team, que ganó la Copa de Europa en 1992 y cuatro campeonatos de liga consecutivos.
Después de ocho años de colaboración, Johan Cruyff y el Barcelona se separaron por segunda vez en 1996. Cruyff, que tuvo que dejar de fumar tras una operación de bypass en 1991 y volvió a padecer problemas de corazón en 1997, juró que no volvería a entrenar y ha cumplido su palabra. Su herencia quedará para la eternidad.
Como él mismo dijo en cierta ocasión acerca de la selección de Holanda: "Demostramos al mundo que puedes divertirte mucho como futbolista, que puedes reír y pasártelo en grande. Yo represento una época que dejó claro que el fútbol bonito es divertido y que, además, con él se conquistan triunfos".
Maradona, Pelé y Cruyff, entre los grandes 'cracks' sin título olímpico
LONDRES — El título olímpico es una corona especial que muchos cracks de todos los tiempos como el argentino Diego Maradona, el brasileño Pelé y el holandés Johan Cruyff nunca pudieron ponerse, a diferencia de Leo Messi, que lo ha logrado en Pekín-2008 y puede enorgullecerse de ello.
Pese a tener una valoración secundaria a la hora de sopesar pergaminos en las carreras de las grandes estrellas, algunos reconocen abiertamente la importancia de sumar una estrella olímpica.
"Me faltó haber jugado y ganado una medalla olímpica", se sinceró en una oportunidad el 'Pibe de Oro', aunque también lo podrían pensar el Kaiser Franz Beckenbauer, considerado el tercer mejor jugador de todos los tiempos por la IFHHS. O el genio holandés Johan Cruyff, emblema de la revolución del fútbol total en la década de los 70.
Pero no son los únicos. Esas palabras las pueden refrendar varias estrellas que siempre soñaron con colgarse el oro, como el propio astro inglés David Beckham, que a sus 37 años luchó hasta último momento para capitanear a Gran Bretaña hasta el título
, aunque fue bajado de la lista por el DT Stuart Pearce.

Brasil tiene muchos grandes jugadores y ninguno de ellos pudo colgarse el oro olímpico. O rei Pelé, ganador de tres Mundiales y señalado como el mejor jugador de la historia por muchos especialistas, ni siquiera se dio el lujo de ser olímpico. Romario, Rivaldo, Ronaldo y Ronaldinho, cuatro grandísimos jugadores que dio la cantera inagotable de cracks que tiene Brasil, sí participaron, pero se quedaron al pie del Olimpo.
El primero fue plata y máximo artillero en 1988, mientras que los otros se bañaron en bronce. El portugués Cristiano Ronaldo, multicampeón con el Manchester United y el Real Madrid, es otro de los ejemplos de frustración en Juegos Olímpicos. CR7 fracasó liderando a Portugal en Atenas-2004.
De todos estos futbolistas ilustres de este selecto 'Salón de la Fama' que son señalados por especialistas como los mejores de todos los tiempos en su época, únicamente el argentino Lionel Messi logró subirse al Olimpo y colgarse la medalla dorada.
Pero la 'Pulga' tuvo que luchar mucho y poner demasiado de su parte para conseguirlo, ya que su deseo era disputar los Juegos de Pekín-2008, mientras que su club Barcelona interpuso un amparo para que no lo hiciera, con la intención de no correr riesgos con un desgaste en época de vacaciones, tras una larga y dura temporada, o alguna lesión desafortunada.

Tras un fallo en contra de Messi por parte del TAS, la dirigencia catalana accedió a dejarlo jugar, luego de las manifestaciones de Messi: "Tengo mucha ilusión con jugar los Juegos y ganar el oro para Argentina". Y lo hizo. Eso mismo sucede con otro crack que aún no ha tocado su techo y se perfila como el sucesor de Pelé, según los medios brasileños.
Se trata de Neymar, quien pese a sus cargadas temporadas con partidos de selección y con el Santos por la liga local y la Copa Libertadores, quiere ayudar a la Auriverde a festejar su primer oro de la historia. "Jugar los Juegos es uno de mis anhelos", dijo el atacante santista. Londres-2012 lo espera, para consagrarlo y diferenciarlo de astros como Maradona, Pelé, Beckenbauer, Cruyff o Ronaldinho. ¿Podrá?
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